El juego de sóftbol parece transcurrir en ‘camara lenta’. Bueno, tal vez no tanto, pero sí es más lento de lo que es usual en este deporte. No hay nubes este sábado y el sol de las 11:00 de la mañana azota fuertemente el terreno, uno que armoniza agradablemente el sonido metálico con el cuero de goma de la bola y el aroma que permea en el aire, desde el cuadro interior a los files, de un arroz con tocino y chuletas que cocina uno de los jugadores detrás del banquillo. Un ambiente deportivo realmente embriagante. Hasta café colaron, tempranito en la mañana.
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Veterano puertorriqueño es lanzador de sóftbol a los 86 años
Tiene marcapasos y le sacaron la vesícula, pero nada lo detiene en el parque
Nota de archivo
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