OPINIÓN
Punto de vista
Se adhiere a los criterios de The Trust Project
DE MACANAS Y ENAGUAS TAÍNAS

5 de octubre de 2015 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

Álvarez Nazario nos ofrece una visión “reconstruida”  de la lengua taína que estaremos visitando en estos días. Explica Álvarez que el arahuaco taíno fue “históricamente la primera lengua autóctona de Indias con que se encontraron los (...) colonizadores europeos del nuevo orbe americano”. También fue la primera lengua indígena en desaparecer (desde mediados del siglo XVI). No empece a ello, dejó su legado léxico aborigen en nuestro español, particularmente en “la toponimia, la fauna, la flora, la vida material y espiritual y las cosas misceláneas  de uso o relación personal”. Macana, por ejemplo, era una “especia de porra hecha con madera dura”, que nos recuerda al “míster con macana” de Roy (¿verdad?) y también macanear, macanazo, y guatapanazo. Igual de taína que la macana es enaguas, que se lleva (o llevaba) bajo la falda. Álvarez nos dice que “corresponde con la mención de naguas”. Esta naguas era la falda de las indias casadas, como la describen los cronistas de las Indias, y llegaba hasta las rodillas. ¿Y esa e de e-naguas, de dónde salió”. Álvarez especula que pudo ser el resultado de una epéntesis de /e/ “resultante de la fonética  sintáctica en la frase estar en naguas”, que, según Malaret, Hernández Aquino y Corominas, ya se empleaba desde el siglo 16. De la nagua a la enagua ha llovido. Hoy es prenda de ropa interior femenina, para solteras y casadas. ¿Quién hubiera sospechado que las enaguas eran indígenas? La suave y femenina enagua me luce que ya no es tan popular. Antes, la mujeres se ponían enaguas; pienso que ya no tanto… ¿Las habichuelas? Esas todavía se ponen… a veces, y con sinalefa.

Guías de Opinión
Las columnas deben enviarse a Gerardo Cordero: gerardo.cordero@gfrmedia.com. Las columnas tienen que ser de 300, 400 o 500 palabras. Al enviarnos su columna, el escritor concede a GFR Media una licencia exclusiva, perpetua, irrevocable, sublicenciable, mundial y libre de regalías para reproducir, copiar, distribuir, publicar, exhibir, preparar obras derivadas, traducir, sindicar, incluir en compilaciones u obras colectivas, y de cualquier otro modo de forma general utilizar su columna (en todo o en parte), sin reserva ni limitación alguna, en cualquier medio (incluyendo pero sin limitarse, a las versiones impresas o digitales o en los sitios web o aplicaciones móvil del periódico El Nuevo Día), forma, tecnología o método conocido en el presente o que sea conocido, desarrollado o descubierto en el futuro. El autor acepta que GFR Media, LLC, podría cobrar a los suscriptores las versiones digitales, sitios web o aplicaciones móviles de GFR Media por el acceso a la columna. has context menu


Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: