Álvarez Nazario nos ofrece una visión “reconstruida” de la lengua taína que estaremos visitando en estos días. Explica Álvarez que el arahuaco taíno fue “históricamente la primera lengua autóctona de Indias con que se encontraron los (...) colonizadores europeos del nuevo orbe americano”. También fue la primera lengua indígena en desaparecer (desde mediados del siglo XVI). No empece a ello, dejó su legado léxico aborigen en nuestro español, particularmente en “la toponimia, la fauna, la flora, la vida material y espiritual y las cosas misceláneas de uso o relación personal”. Macana, por ejemplo, era una “especia de porra hecha con madera dura”, que nos recuerda al “míster con macana” de Roy (¿verdad?) y también macanear, macanazo, y guatapanazo. Igual de taína que la macana es enaguas, que se lleva (o llevaba) bajo la falda. Álvarez nos dice que “corresponde con la mención de naguas”. Esta naguas era la falda de las indias casadas, como la describen los cronistas de las Indias, y llegaba hasta las rodillas. ¿Y esa e de e-naguas, de dónde salió”. Álvarez especula que pudo ser el resultado de una epéntesis de /e/ “resultante de la fonética sintáctica en la frase estar en naguas”, que, según Malaret, Hernández Aquino y Corominas, ya se empleaba desde el siglo 16. De la nagua a la enagua ha llovido. Hoy es prenda de ropa interior femenina, para solteras y casadas. ¿Quién hubiera sospechado que las enaguas eran indígenas? La suave y femenina enagua me luce que ya no es tan popular. Antes, la mujeres se ponían enaguas; pienso que ya no tanto… ¿Las habichuelas? Esas todavía se ponen… a veces, y con sinalefa.
Se adhiere a los criterios de The Trust Project
DE MACANAS Y ENAGUAS TAÍNAS