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Aida Vergne habla de la influencia de las lenguas invasoras en el latín vulgar.

4 de agosto de 2015 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

¿Por qué tantas lenguas romances si todas son hijas del latín vulgar? Mire, la razón es muy sencilla. El latín se fragmentó de mala manera. ¿Desapareció? Eh, no exactamente. ¿Y entonces? Pues le cuento lo que me cuenta Menéndez, que allá para el siglo 5, “bárbaros” de distintas tribus del norte de Europa invadieron el “gran” Imperio Romano. Se formó un tremendo sal pa’ fuera y tal fue el revolú que muchas tierras fueron repartidas entre los invasores y se produjo incomunicación entre las regiones del derrotado imperio. Por un lado se acomodaron los francos, por otro los suevos, en otro los visigodos... Para colmo, cada tribu invasora hablaba lenguas distintas. Y otro detallito importante en esta dulce historia es que las culturas de estos bárbaros eran “menos desarrolladas” que las de los infelices romanos. Lo anterior permitió que los romanos continuaran hablando latín vulgar, y no las lenguas de los bárbaros. ¿Increíble, verdad? ¿Y la fragmentación? Esa se produjo por la falta de comunicación entre unos y otros, unido a que estos conquistadores venían de diversas etnias. La influencia de las lenguas invasoras en el latín vulgar provocó con el tiempo que el latín de la Galia (Francia), fuera distinto del de la Península Ibérica (España y Portugal), y del de la Itálica (Italia). ¿Y el español, de dónde rayos salió? Calma, que Roma ni se hizo (ni cayó) en un día. Mañana...

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