El caso federal contra el recaudador popular Anaudi Hernández está mostrando, con una violencia moral que pocas veces hemos visto aquí, y miren que hemos visto mucho, las vísceras más profundas del monstruo de corrupción que lleva décadas comiéndose al pueblo de Puerto Rico de adentro hacia afuera y nos ha convertido en un país cínico, descreído y apático.
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El atlas de la aberración
Eran amigos de Anaudi Hernández, o le debían favores o agradecimiento, toda la cúpula de este gobierno