Para descansar del torbellino del IVA, el sábado siete de marzo se publicaba en este diario un reportaje del zoológico de Mayagüez, a través del cual supe, entre otras cosas, que el rinoceronte se llama “Felipe”. Conozco a ese rinoceronte.
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Felipe
Comprendí el mensaje del gobernador el otro día, porque lo traduje al idioma de los sanatorios de montaña y vi que todo podía ser cierto, aunque pareciera irreal