La escritora Ileán Pérez espera la lenta caída del alcalde de Guaynabo Héctor O'Neill. Señala que es un fin lento pero inminente.
La escritora Ileán Pérez espera la lenta caída del alcalde de Guaynabo Héctor O'Neill. Señala que es un fin lento pero inminente.
Imagino al alcalde de Guaynabo en la humedad de su baño público-privado saliendo de la ducha y amarrándose la toalla a la cintura. Camina descalzo hasta el lavamanos, se detiene frente al espejo empañado y abre el botiquín para sacar su peinilla de hebras anchas, la que compró en Tailandia. Lo cierra y frota la parte central del espejo con el dorso de la mano de esquina a esquina para mirarse bien cuando se peine, y luego se acerque con las pinzas para halarse los pelos de la nariz. Gestos mecanizados al ritmo del tarareo “This is a man’s world”, un jueves a las tres de la tarde, luego de haberse comido un almuerzo ligero y un postre que seguro ya salió de los predios.
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