Ambas. El rollo con esto de las eses, (EN LENGUA ORAL) es que a veces nos “almorzamos” unas (las elidimos o desaparecemos del mapa), como en la palabra “hasta” [ahta] o “esto” [ehto] > [e_to], y en otras las añadimos, sin perdón de Dios, donde no van. ¿Por qué lo hacemos? Le cuento. Añadimos una -s final en las formas del pretérito perfecto simple de la segunda persona singular (no vomite por favor), o claramente, tú fuisteS, tú vinisteS, tú comisteS, tú dijisteS, tú trajisteS. Lo anterior es “incorrecto” según la “norma”. Sin embargo, las eses andan sueltas como ¿cabetes o gavetas? Las leemos en los periódicos y las oímos en radio y TV. Vamos a lo aburrido. El pasado perfecto simple es un tiempo que expresa una acción terminada. El imperfecto expresa acciones que, aunque concluidas, dan la sensación de que se aproximan al presente. Es como un verbo elástico que se resiste ser pasado, que quiere seguir ocurriendo, aunque sea pasado. Vamos con el ejemplito para ver si lo desconfundo. Me dijistes que tenías mucho estrés con esto del IVA. ¿Por qué rayos añadimos esa -s a dijisteS? ¡Por analogía fonética y morfológica con otras formas verbales como dices, decías, dirás... que tienen una -s final! En el caso del ejemplo, la “s” del imperfecto “decías” lleva a muchos a añadirle una “s” al pretérito perfecto simple “dijiste”. Essssssto ssssssigue.profabocadillos@gmail.com
Se adhiere a los criterios de The Trust Project
LAS TRUQUERAS ESAS (¿O ESES?)
Aida Vergne habla de la -s final en las formas del pretérito perfecto simple de la segunda persona singular.