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Los refugiados puertorriqueños en Florida

10 de marzo de 2016 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

Muchos desconocen las vicisitudes por las que pasan muchas familias e individuos que deciden dejarlo todo en Puerto Rico y relocalizarse a la Florida, particularmente a la zona de Kissimmee y Orlando.

Un grupo de personas hemos tomado la  iniciativa de formar una Coalición para ayudar a estas familias recién llegadas, que han abandonado la Isla por crisis económica que existe en Puerto Rico y que no parece se resolverá muy pronto.

Nuestras familias puertorriqueñas llegan a Florida sin una orientación adecuada y se encuentran con que tienen que comenzar una nueva vida sin conocer el sistema. Esto ha resultado en que por un tiempo indefinido, pasan por un periodo a veces muy difícil.

Me enteré de esto hace solo algunas semanas, ya que personas que me reconocen conversan conmigo y me explican la situación cuando me ven en lugares públicos. Por eso hemos visto la necesidad de organizar la Coalición, con líderes y organizaciones religiosas, cívicas, gubernamentales e individuos, para ayudar y orientar a nuestras familias.

Un ejemplo de son los alquileres de vivienda. Los caseros que alquilan exigen tres meses de depósito, lo cual resulta muy oneroso para estas familias. Por eso se acomodan en moteles viejos, decrépitos, donde se aprovechan de su necesidad y les cobran sobre $1,200 mensuales por una habitación en la que se acomodan padres, hijos, abuelas, tías, etc. Esto hace la situación muy crítica, especialmente para los niños.

Con un grupo de la Coalición, visité un motel donde pudimos hablar con una joven madre. Ella amablemente me informó de los obstáculos que tienen las familias que llegan de Puerto Rico. Otras personas también nos están ayudando a identificar a las personas y a conocer sus problemas para buscarles solución.

Hay muchas organizaciones religiosas y privadas que ya están haciendo las gestiones necesarias con las autoridades pertinentes para facilitarles el proceso de transición, y búsqueda de trabajo, escuelas y, especialmente, vivienda. Pero hay que informar debidamente en la Isla para que la gente sepa lo que se va a encontrar y cómo venir preparada. Con la ayuda de Dios y de gente buena vamos a tener éxito.

Por eso estamos haciendo las gestiones para que se pueda orientar a los que quieran salir de Puerto Rico y mudarse a algún estado, de manera que cuenten con los datos correctos y no tengan muchos problemas de adaptación.

Se calcula extraoficialmente que hay cerca de 40,000 puertorriqueños que llegaron hace unos meses,  y que están viviendo como sardinas en hoteles, en automóviles, hasta en campings, esperando poder mudarse a un hogar y encaminarse en la vida.

El gobierno les ayuda con los programas federales y servicios médicos, entre otras asistencias. Pero esto no está resolviendo el problema completamente. Nuestros hermanos y hermanos y sus hijitos, son las victimas invisibles de la situación de Puerto Rico. La culpa es de las malas administraciones, de la corrupción gubernamental, y de la falta de poder político en el territorio.

Nuestras familias puertorriqueñas están en condiciones emocionales y económicas muy parecidas a los que emigran de regímenes totalitarios o deprimidos económicamente. Cuando se les pregunta si quieren regresar a Puerto Rico, dicen que no, porque ellos y sus hijos están mejor en Florida.

Vamos a tocar puertas para lograr, si es necesario, que se presente  legislación para facilitarles empleos, convalidar estudios profesionales, y otras ayudas. Haremos una lista de puertorriqueños plomeros, electricistas, handymans, entre otros, para publicarla y darles la oportunidad de devengar algún dinero adicional. Tengo la cabeza llena de ideas y solicito que nos sugieran más.

Hemos hecho una Coalición, no una organización. Todo el mundo puede unirse.

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