En mi columna anterior afirmé que los tribunales no resolverán el status de Puerto Rico. Ese es un problema político que requerirá una solución política.
En mi columna anterior afirmé que los tribunales no resolverán el status de Puerto Rico. Ese es un problema político que requerirá una solución política.
En mi columna anterior afirmé que los tribunales no resolverán el status de Puerto Rico. Ese es un problema político que requerirá una solución política. El Tribunal Supremo de EE.UU. podría aminorar el efecto de algunas decisiones discriminatorias del Congreso en torno a Puerto Rico, como ha argumentado convincentemente el juez Juan R. Torruella en el caso de la llamada “quiebra criolla”. Pero cosa distinta es albergar la esperanza de que ese tribunal adelante la causa anticolonial “revocando” los llamados Casos Insulares.
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