La escritora Mari Mari Narváez celebra, en medio de la crisis del país con una Junta, la dedicatoria de La Campechada al revolucionario artista Elizam Escobar.
La escritora Mari Mari Narváez celebra, en medio de la crisis del país con una Junta, la dedicatoria de La Campechada al revolucionario artista Elizam Escobar.
Ya sé que decir “vivimos momentos de mucho espanto, de incertidumbres” es una cuestión muy estéril. Por lo obvia, por lo redundante, hasta babosa, vamos. Reniego a diario de este estado esquizo de infancia política y adultez personal. Me supura más la herida putrefacta del control, ahora dramatizado en este estado dictatorial de ‘PROMESA’. Sus devotos incondicionales, aprovechando el momento para expandir su privilegio y exhibirlo pornográficamente, como una barriga intrépida bajo dosis exorbitantes de cebada, me provocan asco. Así que tengo mi dosis saludable de realismo y malestar. La furia me sobra.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: