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Sabías que... hace 183 años el “Fuego Grande” arrasó Mayagüez y dio paso a la ciudad de hoy, esta es su historia

El 30 de enero de 1841, una chispa encendió el incendio más notorio en la historia del pueblo, transformando su entorno urbano para siempre. Ese día solo 20 residencias, de un total de 700, quedaron en pie.

30 de enero de 2024 - 11:40 PM

Nota del editor
Este artículo es el primero de la nueva sección "Sabías que...", cuyo fin es recordar y comprender los eventos históricos que, de una manera u otra, tuvieron un impacto en nuestro país como lo conocemos al presente.

En la historia de Puerto Rico existen importantes hitos que marcan un “antes” y un “después”; eventos que transformaron, irremediablemente, el país que hoy habitamos. Algunos momentos trascendentales incluyen la implementación del Estado Libre Asociado (ELA), en 1952 y, más recientemente, el devastador impacto del huracán María en septiembre de 2017, entre muchos otros.

Sin embargo, existen eventos poco conocidos que también representaron un “antes” y un “después” en la historia de Puerto Rico, y que marcaron –quizás en menor escala– la vida de miles de personas, cambiando esquemas sociales, gubernamentales y urbanos. Uno de estos sucesos fue el llamado “Fuego Grande”, que arrasó con la entonces Villa de Mayagüez el 30 de enero de 1841: tras ser extinguido, solo 20 residencias, de un total de 700, quedaron en pie.

El incendio marcó, para siempre, el entorno urbano de la llamada Sultana del Oeste. Los historiadores coinciden en que el siniestro registrado ese sábado, 30 de enero, comenzó por los fuegos artificiales utilizados anualmente para las fiestas de la Virgen del Carmen.

Como una advertencia de lo que le deparaba el futuro, durante la celebración de las fiestas del año anterior, en 1840, los fuegos artificiales habían incendiado los techos de yagua de algunas casas aledañas a la quebrada La Salud, pero, en esa ocasión, las llamas fueron sofocadas a tiempo.

Para la doctora Ramonita Vega Lugo, coordinadora del programa de historia del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y quien es autora del libro “Urbanismo y sociedad: Mayagüez de villa a ciudad, 1836-1877″, es importante entender la realidad del poblado durante el siglo XIX y comprender el contexto en que sucedió la tragedia.

Antes y después del fuego grande de Mayagüez en 1841: “Un hito histórico”

Antes y después del fuego grande de Mayagüez en 1841: “Un hito histórico”

La investigadora del Archivo Histórico de Mayagüez explicó la transformación física que ocurrió en el pueblo a raíz del siniestro.

La catedrática explicó que a finales del siglo XVIII y principios del XIX, el poblado se mantenía aislado del resto de la isla por su situación geográfica y agrícola. Tampoco este “Fuego Grande” fue el único incendio en castigar el poblado.

“En Mayagüez hubo muchos fuegos grandes, pero la memoria colectiva magnifica el fuego de 1841 por los cambios que hubo a partir de él. Para verlo mejor hay que hacerlo en la secuencia del siglo XIX completo, pero sigue siendo hoy día un ícono para entender el antes y el después de Mayagüez”, señaló.

“El fuego es una constante en los pueblos rodeados por cañaverales, como era el caso de Mayagüez. Lo que eran las murallas para San Juan, eran los fuegos para Mayagüez, porque enclaustraban al poblado en una situación de estancamiento económico”, abundó Vega Lugo.

Sin embargo, ese estancamiento fue cosa del pasado una vez fue inaugurado el puerto de Mayagüez, en 1811. Esta construcción representaría la catapulta para que el poblado pudiera desarrollarse plenamente durante el resto del siglo XIX, de la mano del impuesto conocido como “el cuartillo”, que tuvo una duración de 40 años y financió el despunte económico y social de la ciudad.

Esto, a su vez, propició el crecimiento poblacional y creó una mayor aglomeración en el espacio urbano, haciéndolo, entonces, más propicio para la tragedia de 1841.

“Una de las cosas que más impactan del fuego es que no hacía mucho Mayagüez se presentó ante las autoridades españolas pidiendo el título de villa, que luego se le otorgó en demostración de lo mucho que habían adelantado como poblado en el aspecto económico y social [...] y luego sucede el fuego”, contó la profesora a El Nuevo Día.

¿Cómo comenzó el fuego?

Vega Lugo relató que el siniestro comenzó en horas del mediodía de ese sábado y fue acompañado por fuertes ráfagas de viento que agitaron las llamas y las esparcieron rápidamente por el frágil poblado. Una mayoría de las víctimas, según el testimonio que presentaron los vecinos, solo alcanzaron a salvar lo que llevaban puesto.

El fuego se propagó con tal rapidez que pese a que acudieron autoridades de poblados vecinos como San Germán, Aguada, Cabo Rojo, Añasco y Aguadilla, no pudieron contener el voraz incendio que terminó por consumirse solo. No obstante, la catedrática precisó que el recuento histórico no documenta víctimas fatales del siniestro.

“La tragedia se exacerbó debido a los materiales con que las casas estaban construidas; mayormente en madera de pino, con pintura de alquitrán y techadas en tejamaní”, detalló la experta, quien dijo que el recuento histórico no menciona víctimas fatales, salvo un niñito que pereció entre las llamas y apareció “asado”, como leen los documentos.

Detalle descriptivo de un plano de Mayagüez realizado en 1839, dos años antes del incendio.
Detalle descriptivo de un plano de Mayagüez realizado en 1839, dos años antes del incendio. (Jorge A Ramirez Portela)

“A pesar de tanta destrucción logró salvarse el Archivo Municipal, la Escribanía Pública y la iglesia. Esta se libró gracias a una bomba de agua de un ciudadano particular con la cual apagaron las puertas de madera y la persiana de una de las torres que estaba en llamas. En el templo se hallaba refugiada gran parte de la población. De igual modo, sirvió́ de refugio el sector de la Marina, que está cercano al puerto”, añadió.

Tres días después del desastre, según la profesora, el gobierno convocó una reunión extraordinaria que incluyó a los mayores contribuyentes del pueblo, reconocidos como personas “notables” entre los pobladores. Estos “notables” acordaron suplicar al gobernador que visitara la villa para presenciar el saldo del desastre porque “les resultaba imposible describirlo con propiedad”. Por tal razón, nombraron una comisión para que acudiera personalmente a la capital y llevara consigo copia de los acuerdos de la reunión.

Entre las peticiones estaban la liberación de contribuciones de ese año, la exención a los comerciantes del pago de derechos reales sobre la mercancía que fue destruida por el incendio, el derecho por dos años libres de arbitrios a la importación de materiales de construcción como clavos, maderas y otros, así como el derecho de extracción al café que haya quedado luego del incendio.

Finalmente, la Villa de Mayagüez le exigía al entonces gobernador, Santiago Méndez Vigo, que comisionara a la mayor brevedad la creación de un plano de la villa para aprovechar la circunstancia y lanzar una reforma urbana a gran escala.

La reedificación de Mayagüez

“Luego de apaciguadas las llamas del Fuego Grande, comenzó́ la planificación para llevar a cabo la reedificación del pueblo y la reforma urbana”, indicó Vega Lugo.

Según la catedrática, la reedificación de la villa obligó a la creación de un plano para desarrollar la tarea y trazar el curso de los trabajos, que verían importantes cambios en la construcción de casas y otras estructuras.

“Hay una serie de ensanches (de las calles) que van a ser parte de esa reforma urbana. Había que darle una proporción urbana que correspondiera a una visión ya más precisa de lo que era necesario para evitar fuegos futuros, construir en mampostería en las esquinas, en fin, cosas que estaban dadas como recomendadas empezaron a ser obligatorias”, indicó Vega Lugo.

La historiadora Ramonita Vega, a la izquierda, fue asistida por la directora del Archivo Histórico de Mayagüez, María Colóm, a la derecha, al momento de recopilar los documentos sobre el incendio.
La historiadora Ramonita Vega, a la izquierda, fue asistida por la directora del Archivo Histórico de Mayagüez, María Colóm, a la derecha, al momento de recopilar los documentos sobre el incendio. (Jorge A Ramirez Portela)

Otros cambios significativos fueron la prohibición del tejemaní o cualquier otra especie de madera para techar las casas, así como que la demarcación de solares tendría que hacerse con unas dimensiones específicas y según aprobaciones hechas por el gobernador. Asimismo, el arreglo de las calles comenzaría por las que quedaban paralelas a la iglesia y, entre casa y casa, quedaría un callejón de dos varas.

Ayuda empañada por acusaciones

Si bien la catedrática resaltó que, aún con la devastación que dejó el suceso, la reconstrucción de Mayagüez tomó 47 años, es meritorio enfatizar que los daños que ocasionó el fuego pudieron ser superados con mayor facilidad por los ciudadanos de clase adinerada, siendo muy distinto el caso para artesanos, pequeños comerciantes y demás pobladores que perdieron sus únicas pertenencias.

Aunque el ayuntamiento anunció la creación de una comisión repartidora de solares, cuyos sorteos de “lotes de 300 pesos” fueron la única esperanza para quienes apenas tenían recursos, el esfuerzo se vio empañado por acusaciones de varios vecinos, quienes señalaban preferencias, favoritismos e intereses personales a la hora de ayudar a las víctimas.

Esto no se aleja de la realidad que Puerto Rico enfrenta actualmente, según Vega Lugo, quien opinó que “los paralelismos son notables”.

“Muy parecido a la situación de hoy día, cuando nos quejamos de que el gobierno no trabaja con rapidez las necesidades de la población”, observó.

Todas las imágenes que aparecen en este texto fueron tomadas en el Archivo Histórico de Mayagüez.

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