Nadie me puede aclarar cómo fue que una bandera entonces proscrita y prohibida por la dictatorial Ley de la Mordaza inauguró nuestro único Estado, escribe Edgardo Rodríguez Juliá
Nadie me puede aclarar cómo fue que una bandera entonces proscrita y prohibida por la dictatorial Ley de la Mordaza inauguró nuestro único Estado, escribe Edgardo Rodríguez Juliá
El “revisionismo” histórico, es decir, esa revisita y revisión de figuras políticas, ya casi intocables, representa riesgos evidentes. La figura de John F. Kennedy ha sufrido una de esas revisiones: de presidente mártir ha pasado a ser presidente “hawk”, guerrerista, de la Guerra Fría, quien colocó al mundo al borde de una guerra nuclear. Fue Nikita Kruschev, dirigente de la Unión Soviética, quien conocía y recordaba los horrores de la guerra como antiguo comisario político del Partido Comunista durante el asedio de Stalingrado, quien salvó al mundo de la hecatombe. El revisionismo histórico cambia una “narrativa” histórica por otra. En la historiografía estas narrativas suelen ser tendenciosas, ideológicamente parcializadas.
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