Visualizo un Puerto Rico donde persista la igualdad, donde comprendamos las relaciones de poder y el efecto dañino del patriarcado tanto para las mujeres como para los hombres, dice Claudia Fontanet-Rodríguez
Visualizo un Puerto Rico donde persista la igualdad, donde comprendamos las relaciones de poder y el efecto dañino del patriarcado tanto para las mujeres como para los hombres, dice Claudia Fontanet-Rodríguez
Con los eventos ocurridos recientemente, es menester indagar sobre la educación con perspectiva de género, una dirección correcta para erradicar la violencia contra las mujeres. Sin embargo, miremos la raíz del problema: la socialización de los niños y niñas. La subordinación de las mujeres comienza desde que nacen. Las atamos al color rosa, les decimos delicadas, les enseñamos que gran parte de su valor depende de su apariencia física y les idealizamos el matrimonio. En cambio, instruimos a los niños de manera muy distinta. Los vinculamos con el color azul. Luego, les decimos fuertes, líderes, y celebramos su desempeño sexual; les inculcamos ambiciones y le decimos que no pueden llorar.
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