Aunque no te des cuenta, las emociones buenas y no tan buenas, pueden estar influyendo en lo que comes y en la cantidad que comes
Aunque no te des cuenta, las emociones buenas y no tan buenas, pueden estar influyendo en lo que comes y en la cantidad que comes
A muchos les pasa. Cuando tienen los nervios de punta o mucha ansiedad, comen sin control, aun cuando no tienen hambre. Pero, casi nunca es algo saludable, como una manzana, o un gran plato de ensalada, usualmente son comidas o bebidas llenas de calorías… ¡muchas calorías!: mantecado, papitas fritas y hamburguesas, batidas y muchas otras que pueden ser tan diversas como son los gustos de las personas. Luego, viene el sentimiento de culpa y la sensación de llenura que te hace sentir, además, incómodo y pesado para continuar las tareas del día. ¿Reconoces este ciclo?
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