El gran escritor puertorriqueño Abelardo Díaz Alfaro ya nos hablaba de esto desde el lejano 1947, cuando en su clásica obra ‘Bagazo’ nos contaba la historia del negro Domingo, descartado por su patrono en una central azucarera por no tener ya el vigor deseable para el ímprobo trajinar en los flameantes cañaverales y dejado a su infortunio sin que importara que su esposa, Susana, ardiera en fiebres de malaria y que el mísero salario fuera indispensable para tratar de salvarle la vida.
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Alabanza
El gran escritor puertorriqueño Abelardo Díaz Alfaro ya nos hablaba de esto desde el lejano 1947, cuando en su clásica obra ‘Bagazo’ nos contaba la historia del negro Domingo, descartado por su patrono en una central azucarera por no tener ya el vigor deseable para el ímprobo trajinar en los flameantes cañaverales y dejado a su infortunio sin que importara que su esposa, Susana, ardiera en fiebres de malaria y que el mísero salario fuera indispensable para tratar de salvarle la vida.