Los intentos por comunicarse y unirse después del huracán no cesan, dice la periodista Ruth Merino
Los intentos por comunicarse y unirse después del huracán no cesan, dice la periodista Ruth Merino
Yo las llamo “amistades imprevistas de huracán”. Nos sentamos a una mesa en un centro comercial a disfrutar de un café caliente —¡bienvenido sea!— y surge espontáneamente una conversación sobre la experiencia colectiva que María nos ha brindado. Y descubrimos que tenemos mucho que decir a perfectos extraños que muy pronto dejan de serlo. ¿La experiencia de hacer la fila o, mejor dicho, las filas? ¿La de transitar en calles que son verdaderas bocas de lobo? ¿La de no tener ni agua ni luz? Sí, por supuesto, todo eso lo hemos vivido.
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