El alarmismo nunca será buen acompañante, pero creer que todo sobre el coronavirus es falso, puede llevar al extremo de no hacer caso a los avisos y que, como en el cuento, el lobo nos coma, escribe Víctor García San Inocencio
El alarmismo nunca será buen acompañante, pero creer que todo sobre el coronavirus es falso, puede llevar al extremo de no hacer caso a los avisos y que, como en el cuento, el lobo nos coma, escribe Víctor García San Inocencio
Cuando surgió el coronavirus hacia fines de la década de los sesenta del siglo pasado (1968), sus descubridores observaron que su forma asemejaba a la corona del sol. Seguramente nunca imaginaron que en su travesía mutante estos virus iban a presentar a la humanidad tantos retos, sobresaltos y periodos de oscuridad.
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