Tiene la capacidad de fundirse a los colores de la flora y elementos del medioambiente para, así, tanto protegerse como tomar ventaja. Aquellos que en álgida época de campaña política le bautizaron como “Alacrán” al excomisionado y gobernador Acevedo Vilá, se equivocaron de especie… Aníbal es un camaleón de indiscutida habilidad. Lo ratifica el hecho de que, luego de su prestigio político y personal ser devastado por las revelaciones y acusaciones federales y la aplastante derrota a la que llevó a su partido en 2008, Acevedo regresa a la papeleta del 2020 como único aspirante, ya candidato oficial a comisionado residente, asume sin título el control de la campaña popular y toma para sí el mando que correspondería al candidato a la gobernación que resulte nominado en primarias. Con esa petulancia, desde asiento patriarcal muñocista y tribuna mayagüezana, Acevedo revive la estrategia de coger de zángano al independentista con la vieja propuesta de libre asociación y Asamblea Constitucional de estatus; nos hace el cuento de hadas de que acá cabe todo el mundo bajo el mismo techo, para con voto prestado e ideal aplazado de otros, él treparse de nuevo al poder. Sin discusión, ¡una patraña magistral de un maestro manipulador!