La noche indiscutiblemente fue de Warren. Quien finalmente sea el nominado presidencial demócrata, bien hará en tomarla como su compañera de papeleta, escribe Orlando Parga
La noche indiscutiblemente fue de Warren. Quien finalmente sea el nominado presidencial demócrata, bien hará en tomarla como su compañera de papeleta, escribe Orlando Parga
Después de multimillonaria inversión publicitaria que le proyectaba como el aspirante presidencial demócrata a vencer, la primera aparición pública del multibillonario exalcalde neoyorquino Mike Bloomberg en el debate de anoche fue estrepitoso desastre. Lució apagado, a veces incoherente y – tras la sonora bofetada que le propinó Elizabeth Warren con el asunto de acuerdos confidenciales por actos de discrimen a mujeres empleadas en sus empresas, Bloomberg se desinfló ante las cámaras. El aparatoso tropezón no lo elimina de la carrera entre seis por la nominación presidencial para enfrentar a Trump el 3 de noviembre próximo, pero recuperarse le costará otra millonada de inversión publicitaria para las siguientes primarias estatales de camino a la convención demócrata.
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