Cezanne Cardona rememora su niñez al visitar un centro de ancianos tras el golpe del huracán
Cezanne Cardona rememora su niñez al visitar un centro de ancianos tras el golpe del huracán
Dos enfermeras intentaban prender una planta eléctrica. Las veía mientras empujaba la silla de ruedas de mi abuela Pancha hacia la puerta de entrada; ese sería su primer día en un centro de ancianos. Detrás de mí, venían dos tías, dos primos y mi hijo. Cuando llegamos a la puerta, las sonrisas de las enfermeras atravesaron el ronroneo de la planta eléctrica. Juro que aquellas sonrisas olían a fruta: las piñas dibujadas en sus uniformes lo confirman. El Nuevo Mundo fue alguna vez una gran piña. Pregúntenle a Carlos V.
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