La generalización en que se regodearon en sus discursos los aspirantes a ejercer la sindicatura del partido de la Pava constituyó un monumento a su pasado, argumenta Antonio Quiñones Calderón
La generalización en que se regodearon en sus discursos los aspirantes a ejercer la sindicatura del partido de la Pava constituyó un monumento a su pasado, argumenta Antonio Quiñones Calderón
Me dicen que fueron unos 1,729 delegados (1,503 menos de los que se esperaban por reglamento) a la convención retro del Partido Popular el domingo 13. Fue una asistencia promedio de 345 por cada uno de los cinco aspirantes a síndico(a) liquidador(a) del partido. El partido del que todos sus adeptos (unos públicamente y otros a lo sucosumuco en las barras del hotel) denunciaron la pérdida de su esencia de los lejanos años de los 1940. Me dicen cómo se podía palpar en el ambiente la triste nostalgia de los líderes populares (lo de líderes es un decir) por el partido venido ahora a una mera entelequia, un simbolismo del pasado.
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