Por décadas, en la cultura popular se ha perpetuado el estereotipo de las rubias y rubios como personas poco inteligentes, más interesadas en cómo luce su imagen física que en cultivar y destacar por su intelecto. La fenecida actriz Marilyn Monroe, por ejemplo, se convirtió en un arquetipo de la “dumb blonde” (rubia tonta) en el mundo del cine, mientras que la muñeca Barbie y su compañero Ken son casi un modelo mundial a la hora de referirse a las mujeres y hombres de cabellos dorados que son superficiales y plásticos.
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La rebelión de los rubios
Por décadas, en la cultura popular se ha perpetuado el estereotipo de las rubias y rubios como personas poco inteligentes, más interesadas en cómo luce su imagen física que en cultivar y destacar por su intelecto. La fenecida actriz Marilyn Monroe, por ejemplo, se convirtió en un arquetipo de la “dumb blonde” (rubia tonta) en el mundo del cine, mientras que la muñeca Barbie y su compañero Ken son casi un modelo mundial a la hora de referirse a las mujeres y hombres de cabellos dorados que son superficiales y plásticos.