Marcaban poco más de las seis de la tarde cuando la madre entraba a sala de emergencias procurando por el médico de turno pues su hijo ardía en fiebre. La madre peticionaba que le dijeran qué le estaba causando esas temperaturas al chico. De inmediato, el médico comenzó a evaluar al pequeño y al cabo de un par de minutos le indica a la preocupada madre que su hijo, aunque estaba febril, mejoraría. Sin embargo, la señora ansiaba un diagnóstico pues sabía que el niño tenía fiebre; a lo que le preguntó: “Disculpe, doctor, pero qué análisis le hicieron a mi hijo… ¿qué le está causando estas temperaturas?”. A lo que el médico le contestó: “Bueno, estamos revisando, pero tiene fiebre”. A esta respuesta, la madre inquiere: “Pero, qué temperatura presenta”. A la interrogante, el médico le indicó: “Es que no disponemos de termómetros, pero definitivamente, tiene fiebre”. La madre dio por buena la palabra del médico quien le diagnosticó al niño sin instrumentos; y con esto, apaciguó su preocupación.