El resultado de ese acercamiento a la ley es una victoria para la humanidad. Pero no seamos ingenuos: más temprano que tarde el mismo juez Gorsuch utilizará la misma metodología para coartar derechos adquiridos, escribe Carlos E. Ramos González
El resultado de ese acercamiento a la ley es una victoria para la humanidad. Pero no seamos ingenuos: más temprano que tarde el mismo juez Gorsuch utilizará la misma metodología para coartar derechos adquiridos, escribe Carlos E. Ramos González
El Tribunal Supremo de los Estados Unidos (TSEU) ha decidido lo que ya antes se había reconocido en casi la mitad de los estados y Puerto Rico. Las personas homosexuales y transexuales tienen la misma dignidad y merecen el mismo trato ante la ley federal que protege el discrimen por razón de sexo aun en el empleo privado. Por la función que desempeña ese tribunal en la sociedad norteamericana, la nuestra y en un sentido en la humanidad entera, se trata de un triunfo global para toda la especie humana. Es, por supuesto, un triunfo de las poblaciones LGBTTQI+ luego de décadas de ardua y dolorosa lucha.
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