Con motivo del próximo Día de los Padres, Silverio Pérez relata la historia de su progenitor y algunas vivencias familiares en tiempos de grandes carencias, cuando el país subsistió gracias a la Divina Providencia
Con motivo del próximo Día de los Padres, Silverio Pérez relata la historia de su progenitor y algunas vivencias familiares en tiempos de grandes carencias, cuando el país subsistió gracias a la Divina Providencia
En ocho días mi padre habrá vivido 37,960 días, cuando alcance los 104 años. Su historia, sencilla, es una bendición que quiero compartir con ustedes en honor a los padres de cada uno de ustedes, vivos o en la Gloria. Silverio se llamó porque así lo dictaminaba el Almanaque Bristol. El 20 de junio, fecha en que nació mi padre, dictaba la famosa publicación que era el día del Papa y mártir San Silverio. El pobre santo nacido en el año 538, que ocupó por poco tiempo la silla de San Pedro, murió desterrado en la isla de Poncia, víctima de los manejos de dos mujeres: Teodora y Antonina, y sus respectivos maridos, Justiniano y Belisario, altos jerarcas de una corrupta Roma.
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