Considerar a esta institución centenaria como un asunto de contabilidad y un premio posible para inversionistas sin compromiso con esta sociedad, demuestra una desconexión tremenda con la humanidad del pueblo de Puerto Rico, escribe Eduardo Lalo
Considerar a esta institución centenaria como un asunto de contabilidad y un premio posible para inversionistas sin compromiso con esta sociedad, demuestra una desconexión tremenda con la humanidad del pueblo de Puerto Rico, escribe Eduardo Lalo
Cuando tenía alrededor de 15 años, recuerdo que el entrenador de pista y campo llevaba algunas tardes al equipo de la escuela a practicar en el complejo deportivo del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Usualmente, los miembros del equipo nos apiñábamos en una guagüita y, soportábamos el calor casi inaguantable, en los muchos semáforos de la carretera vieja de Caguas a Río Piedras.
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