Los mejores libreros son anfitriones y a la vez descubridores, también nos alertan sobre esos libros olvidados por el afán de la novedad del lector o ninguneados por la crítica, escribe Edgardo Rodríguez Juliá
Los mejores libreros son anfitriones y a la vez descubridores, también nos alertan sobre esos libros olvidados por el afán de la novedad del lector o ninguneados por la crítica, escribe Edgardo Rodríguez Juliá
El escritor que lee está atento a la posibilidad de que eso que lee resulte más allá de sus destrezas, de su talento. Es como si reconociera en la escritura ajena el muro infranqueable que apenas puede superar su propio talento. Aun así, el escritor insiste en ser lector. Como señalaba nuestro Pedro Juan Soto: lo más importante es, en todo caso, ser una hoja en el frondoso árbol de la literatura.
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