Los 24,000 estudiantes colgados son una tragedia no solo por el fracaso individual de todos esos puertorriqueños en etapas formativas, sino porque se confirma la inutilidad del Departamento de Educación como institución, escribe Leo Aldridge
Los 24,000 estudiantes colgados son una tragedia no solo por el fracaso individual de todos esos puertorriqueños en etapas formativas, sino porque se confirma la inutilidad del Departamento de Educación como institución, escribe Leo Aldridge
En Puerto Rico se vive un apartheid en la educación. Los pobres están abocados a perpetuarse en la pobreza porque dependen de un Departamento de Educación que simple y sencillamente no les funciona. Y el asunto no es un escándalo mayor porque la clase media y adinerada del país, desde hace décadas, adjudicó la manera de atender el problema: mirar para el lado y poner a sus hijos en escuelas privadas. Pagar para huirle al fiasco.
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