

En todos los tiempos, en todas las épocas, la persona humana necesita recibir y dar amor para desarrollarse saludablemente y para ser feliz. Esa necesidad de sentirnos valorados, aceptados y admirados, existe en todas las culturas. Las maneras de comunicarlo pueden variar, pero el fin es el mismo. Parte universal de ello, según estudios realizados en el pasado que demostraron la imposibilidad de desarrollo humano integral sin intercambio directo con otras personas, conlleva el toque, el roce de la piel, el contacto de los cuerpos, las caricias. Por eso en tiempos de pandemia, de alejamiento y distancia corporal, se impone expresarlo de nuevas formas que logren comunicar los mismos sentimientos y fortalecer los vínculos afectivos.
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