A los que hoy andan por el mundo oficialista gubernamental haciendo lo mismo de ayer, el adiós o hasta luego de Lúgaro es aviso de que en el pueblo hay mucho coraje acumulado de incontrolable fuerza y muchas ganas de arrancar, escribe Orlando Parga
A los que hoy andan por el mundo oficialista gubernamental haciendo lo mismo de ayer, el adiós o hasta luego de Lúgaro es aviso de que en el pueblo hay mucho coraje acumulado de incontrolable fuerza y muchas ganas de arrancar, escribe Orlando Parga
En 2016, Alexandra Lúgaro y Manolo Cidre pusieron a cancanear el motor de los dos partidos principales herederos de la histórica tendencia proamericana de la política puertorriqueña; y en 2020, Lúgaro coronó su osadía creando de la nada un nuevo partido que suplantó al PIP como tercera fuerza electoral, puso en jaque al balance de poder legislativo y estuvo al borde de quitarles al PNP y PPD la poltrona municipal de San Juan. Esa hazaña tuvo mucho que ver con la prepotencia, descuido y abusos de poder de las maquinarias progresista y popular; unido a la enorme frustración provocada por el desempeño de cuatro gobernadores de uno y otro partido principal inhabilitados para revalidar su mandato en las urnas.
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