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Los pacientes con dermatitis atópica tienen una gran tendencia a desarrollar infecciones cutáneas micóticas, bacterianas y virales

4 de noviembre de 2020 - 12:07 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 4 años.
Desde la interior y la de cama, toda ropa que entra en contacto con la piel debe ser preferiblemente de algodón y evitar los tejidos de lana y fibra sintética. (Shutterstock)

Se puede manifestar a cualquier edad. Es crónica, suele exacerbarse periódicamente y, aunque es tratable, no tiene cura. Sus síntomas varían de una persona a otra. Van desde picazón grave, hasta asma, rinitis alérgica, condiciones oftálmicas, depresión o ansiedad.

Según las estadísticas, en Puerto Rico, de un 3 a un 4 % de la población la padece. Se trata de la dermatitis atópica.

Factores internos y externos

Para empezar, debe quedar claro que “no es una alergia ni puede invocarse su origen a un factor único”, explica la “Guía para pacientes con dermatitis atópica”, publicada por la Fundación Piel Sana, de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), redactada por los doctores J.C. Moreno Giménez y Gloria Garnacho Saucedo.

“Avances en la investigación de su fisiopatogenia permiten identificar algunos de los factores desencadenantes de los brotes, estableciéndose dos teorías principales donde se encuentra una asociación entre la disfunción de la barrera cutánea, la genética y las alteraciones en el sistema inmunológico. La integridad de la barrera cutánea en el atópico está alterada y eso facilita la pérdida transepidérmica de agua y la entrada de antígenos ambientales, con la consecuente activación del sistema inmunitario que genera inflamación y el desencadenamiento de la enfermedad”, señala el documento.

Los antecedentes de rinitis alérgica, asma o dermatitis atópica pueden encontrarse en el 60 y el 70 % de los pacientes atópicos. De hecho, los antecedentes familiares de atopia constituyen uno de los mayores factores de riesgo para su desarrollo. Pero, hasta la fecha, no se ha encontrado un solo gen relacionado con esta enfermedad.

No obstante, la genética no queda totalmente descartada, pues, en general, se establece que si uno de los padres tiene o ha tenido dermatitis atópica, existe un riesgo en torno al 30 % de que uno de sus hijos padezca la enfermedad. Si ambos padres la han presentado, el riesgo aumenta a más del 70 %.

Por otro lado, la AEDV señala que la temperatura, la humedad y la radiación afectan a los síntomas de la dermatitis atópica. También, el agua dura, que tiene alto contenido de iones minerales como calcio y magnesio, es un agravante de la dermatitis atópica —o eccema atópico— por diferentes mecanismos: el calcio y el magnesio son irritantes de la piel cuando están a altas concentraciones e igualmente se necesitan grandes cantidades de detergente para eliminarlos. Esto provoca irritación y exacerbación del cuadro.

La ropa juega un rol importante en la evolución de la condición, de acuerdo a los expertos. Desde la interior y la de cama, toda ropa que entra en contacto con la piel debe ser preferiblemente de algodón y evitar los tejidos de lana y fibra sintética.

Aunque el estrés es un factor que no se considera demasiado, sí puede influir en la exacerbación de la dermatitis atópica .

¿Cuál es el tratamiento?

Esta afección cutánea crónica no tiene cura, su involución es espontánea, pero necesita un tratamiento adecuado. En este sentido, en función de la severidad de los síntomas y de las características, se puede emplear un tratamiento tópico o sistémico. La base fundamental de la terapia se basa en medidas generales, reforzando el aspecto educativo y la restauración adecuada de la barrera cutánea, y el control de los factores exacerbantes.

“El tratamiento médico tópico se basa en el uso de corticoides locales y de los llamados inhibidores de la calcineurina”. Deben utilizarse bajo prescripción y, en casos de infección por bacterias, “pueden asociarse a antibióticos”.

En cuanto al tratamiento sistémico, se utiliza en casos graves o cuando el tópico no ofrece resultados. “Se incluyen antihistamínicos, antibióticos, corticoides, ciclosporina, mofetil micofenolato, azatioprina, inmunoglobulina intravenosa, fototerapia y más recientemente las terapias biológicas”.

La aplicación de cremas hidratantes para que la piel se mantenga en buenas condiciones y evitar la aparición de brotes de la enfermedad es aconsejable. Asimismo, sugieren la utilización de “lípidos estructurales como ceramidas, mezcla de lípidos, urea, ácido láctico, alfahidróxiácidos o ácidos omega 6”.

Durante la fase aguda de la dermatitis atópica, el tratamiento más utilizado son los corticoides locales e inhibidores de calcineurina, bajo supervisión médica.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.

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