El retumbe de los barriles aglomera a un grupo de personas que se mueven acompañadas de la percusión. Los cuerpos comienzan a recordar el ritmo ancestral. La conexión multidimensional de cada ser con la música y el baile de la bomba es la gran experiencia de esta clase.

Endosada por la Asociación Internacional de Terapeutas Físicos, el Congreso Internacional de Salud Pública y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico, la modalidad conocida como bombaeróbicos tiene su base en los pasos propios del género. En este caso, la rutina de ejercicios cardiovasculares ha sido cuidadosamente diseñada, a partir de la rica tradición de la música y el baile de la bomba.

Así, las personas de edad avanzada pueden beneficiarse del componente de salud que atienden los bombaeróbicos en aspectos como la memoria, la coordinación, las habilidades motoras gruesas y el balance. Personas con párkinson, alzhéimer y en recuperación por derrames cerebrales, entre otras condiciones, han participado de esta actividad física y recreativa.

Del mismo modo, el en­cuentro colectivo que propi­cian los bombaeróbicos tiene una repercusión importante y positiva en el fomento del vínculo social, el sentido de pertenencia y el nexo emo­cional para crear comunidad.

Sin duda, el destacado elemento de la música en di­recto potencia los resultados beneficiosos de esta en la activación cerebral. La atención, el estado de ánimo y la neuroplasticidad son favorecidos, al escuchar y sentir los estímulos sonoros. Por su parte, ha sido comprobado que la vibración del tambor —que evoca los latidos del corazón— tiene efectos terapéuticos.

Reconocidos, igualmente, por el Departamento de Recreación y Deportes, los bombaeróbicos —que son brindados por personas certificadas en la modalidad— se ajustan a las necesidades y las particularidades de la población participante. En consecuencia, la intensidad del ejercicio puede variar. La adaptación de esta actividad que ofrece Tamboricua para la población adulta mayor es auspiciada por el programa de bienestar de MCS.

“El cuerpo se vuelve un instrumento musical”, dijo la coordinadora de proyectos especiales de Tamboricua, Nilma Maldonado. “Tiene un ritmo base, pero el tambor principal [llamado barril primo] sigue el ritmo del cuerpo”.

Mediante una amplia oferta, que incluye clases, talleres, charlas, entrenamiento para docentes, presentaciones, teatro musical, danzaterapia y terapia musical, la escuela de bomba —creada por Elia Cortés hace más de veinte años— impacta a miles de personas de todas las edades mensualmente.

Durante su trayectoria, Tamboricua —la primera escuela de bomba fundada por una mujer y la segunda de mayor antigüedad en Puerto Rico— ha impulsado la misión de preservar la cultura y la bomba puertorriqueña. Este género musical autóctono de nuestro país y de raíz africana es considerado el más antiguo del archipiélago y comprende distintas variaciones del ritmo como el sicá y el holandé.

Asimismo, la escuela se ha posicionado como una insti­tución importante, dedicada a la promoción de la salud y el bienestar, mediante la aproximación a la música y el baile característicos de la bomba.

Con certeza, la gran gesta para que la bomba sea reconocida en su valor histórico, cultural y social ha sido una de las mayores contribuciones de Tamboricua. A su vez, generar espacios para que se integre como parte de nuestra cotidianidad y bienestar es un aporte sobresaliente.

Para más información, llama al 787-531-4901. Accede a las redes sociales de Tamb­ricua: Facebook: Tamboricua Tradición y Ritmo; Instagram: Tamboricua.