Las entrañas del barrio Bartolo en Lares custodian una historia cafetalera que comenzó en la tercera década del siglo 19 con la fundación de la Hacienda Pons; una agroempresa familiar con 88 años de operación.

En esas tierras se criaban animales para carne, además del cultivo de café, farináceos y cítricos que, en conjunto, producían el alimento que ingería la población cercana, en una época donde no existían los supermercados.

Por eso, don Salvador Pons Planas no dudó en diversificar la producción, que ha continuado de manera ininterrumpida por casi nueve décadas, aun después de pasar a mejor vida.

Actualmente, la hacienda pertenece a Juan José Pons Pietri -uno de los hijos menores de don Salvador -quien tomó las riendas de la propiedad para el 2010.

“Todo comenzó cuando mi abuelo, Pedro Pons Arbona, llegó a Puerto Rico en 1898, era del pueblo de Sóller en Mallorca. Para los años del 1920 al 1930, la familia Castañer tenía una gran cantidad de fincas y haciendas en este entorno a donde hoy está el poblado”, contó el agroempresario de 60 años.

“Entonces, mi abuelo terminó siendo el administrador y socio principal de los sucesores de Castañer. Cuando los sucesores de Castañer disuelven la sucesión en 1933, es que mi abuelo se hace dueño de esta hacienda”, apuntó.

Tres años después nació la Hacienda Pons, en 1936.

“Nosotros somos tercera generación a cargo de la hacienda. Cuando muere mi papá, yo adquirí la hacienda por parte de mis hermanos. Aquí me crie. Para el 2010, regreso a la hacienda y trato de revivir lo que quedó para preservar la historia y el lugar”, sostuvo el también hijo de Flora Elena Pietri.

“En realidad, yo vivo aquí porque me fascina el sitio. Aprecio este lugar, no porque he estado toda la vida, sino porque estar aquí es un estilo de vida, no simplemente un negocio para hacer dinero. Aquí estamos tratando de producir lo que los visitantes consumen”, agregó el egresado de la Universidad de Purdue en Indiana a donde completó estudios en supervisión industrial y matemática aplicada.

Asimismo, destacó que la hacienda cuenta con 20 cuerdas de terreno.

“Esto fue una hacienda cafetalera, aunque producía muchísimos farináceos, guineos, para el tiempo de mi abuelo; mucho café. En tiempos de mi papá se diversificó muchísimo, tenía producción de huevo, ganado, café, cítricos, crianza de cerdos, de todo un poco. Actualmente, sembramos un poco de café”, reveló.

“Del huracán María hacia acá, la economía cambió. Para empezar a generar dinero pude comprar café en el entorno a más de 70 agricultores por todos esos años y exporté café a distintas partes del mundo con la colaboración de amigos y gente de la industria del café. Nosotros vendimos a Bélgica, España, Japón e Inglaterra, entre otros países”, mencionó.

De hecho, la hacienda cuenta con tres etiquetas: Café Bartolo, Café Tres Tiempos y Café Hacienda Pons.

De acuerdo con Pons Pietri, la intención de desarrollar un concepto de agroturismo se materializó luego del paso del huracán María en 2017, ya que “no teníamos cómo generar ingresos”.

Así comenzó con recorridos por la histórica propiedad adquirida por su abuelo a principios de los años 30, además de mostrar la infraestructura utilizada por tres generaciones en la producción de café.

En el lugar, “tenemos torrefacción, tostamos el café y también beneficiamos café”.

“La tecnología que pudimos poner ahora es ecológica que es el último aspecto del procesado del café que ha sido una gran tendencia al hacer estos proyectos ecológicos. Tradicionalmente, el consumo de agua en el proceso del café era masivo. Ahora tenemos un proceso ecológico muy eficiente con unos equipos que se diseñaron y fabricaron en Colombia”, aclaró.

Para elevar su ofrecimiento al visitante, Pons desarrolló un concepto adicional de ‘coffee shop’ y restaurante, con un menú caracterizado por la influencia española.

Una de las curiosidades en su carta recae en sus dos platos principales.

“Estos platos son un estilo de cocinar de la montaña ibérica española y son platos de cocción lenta con caldos, vinos blancos y muchas yerbas aromáticas. Ofrecemos el pollo ‘a la buena mujer’ y salió tan espectacular con tomillo fresco, orégano, romero y laurel. Nosotros confeccionamos el conejo exactamente con la misma receta. O sea que, ‘a la buena mujer’, puedes comer pollo o conejo”, resaltó.

Otra de sus alternativas es el estofado de cordero, una cocción lenta que se hace con variedad de yerbas aromáticas frescas, entre estas, romero, nuez moscada, laurel y tomillo. Según Pons, esa receta lleva “vino fortificado de la región (española) de Jerez”.

“De ahí nos movemos a cosas más criollas como los solomillos de cerdo asado, con adobo que hacemos aquí, con orégano de la finca y otras yerbas. Hacemos el lomo relleno con yuca al mojo, los asamos y servimos en rodajas. Tenemos la pechuga rellena también con yuca, envuelta en tocineta”, sostuvo.

Entre los acompañantes, resalta el mamposteado de gandules o habichuelas, arroz con cilantrillo, majado de viandas con malanga, calabaza y batata, majado de yuca y “también hacemos mofongo”.

El restaurante acomoda hasta 70 comensales y provee empleo para unas seis personas. Para más detalles sobre el concepto gastronómico puede llamar al 787-316-6766.