Sin incidentes violentos, una manifestación contra la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) paralizó este miércoles 1 de mayo, Día Internacional de la Clase Trabajadora, casi toda la actividad presencial del sector bancario en la llamada “Milla de Oro”, en Hato Rey.

Horas después de que la Policía cerrara tramos de las principales avenidas de San Juan, sobre un centenar de personas se congregó frente al edificio Seaborne, donde ubica la sede de la JSF, para denunciar las medidas de austeridad y reclamar la salida del ente de control fiscal credo por el Congreso, así como el cese de otras políticas del gobierno de Estados Unidos a la que atribuyen conflictos bélicos a nivel internacional.

A la convocatoria de protesta, por parte de la Jornada: Se acabaron las promesas, se unieron otras organizaciones, como Boricuas por Palestina, Frente Antielectoral, y Trabajadores y Estudiantes Comunistas por Cambio Social.

“Queremos enfatizar en nuestra oposición a la Junta de Control Fiscal como representante de Estados Unidos en Puerto Rico. Cuando vemos en la televisión y nos aterramos como mueren miles de personas diariamente en Gaza y hay guerras en todo el mundo, y Estados Unidos es uno de los países que está involucrado en esos procesos”, indicó Joselyn Velázquez, portavoz Jornada: Se acabaron las promesas.

Asimismo, sostuvo que oficiales de la Policía intentaron ponerle trabas para los preparativos de la actividad, mientras que el coronel Orlando Rivera, comandante de área de San Juan aseguró que los cierres de las avenidas respondieron a “seguridad del personal y experiencia que hemos tenido en el pasado, donde hubo daños a las entidades que hay en Hato Rey y garantizar que las personas ejerzan su derecho a expresarse”.

Centenares de oficiales de la Policía se mantenían detrás de vallas ubicadas en las intersecciones de las avenidas Ponce de León y Luis Muñoz Rivera con la Roosevelt, Chardón y calle Calaf, así como en el interior de algunos de los edificios los bancos.

Algunas de esas entidades bancarias confirmaron a El Nuevo Día que permanecerían cerradas u operarían parcialmente durante el 1 de mayo. Varios colocaron barricadas y otros, como UBS, colocaron tablones de madera en vitrinas y alrededor de las estatuas que están en la entrada de su edicicio.

Durante el piquete, algunos participantes mostraron su repudio lanzando banderas de Estados Unidos al suelo, así como un cartel de la campaña primarista con la imagen del gobernador Pedro Pierluisi, al que le lanzaron fango y pisotearon.

Luego de los mensajes de invitados y presentaciones musicales, el evento cerró con la quema de las banderas, el cartel y muñecos de trapo, que los portavoces dijeron representaban el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.

Mientras los objetos se consumían en llamas, Velázquez declaraba por los altoparlantes que “simbólicamente quemamos a esa gente que conspira contra la clase trabajadora”.

“Es la Junta, representada aquí por este edificio, impuesta por el Congreso de los Estados Unidos, el mismo que avala y apoya el crimen que se comete en Gaza todos los días”, agregó. “Y tenemos que purificarnos de esos males. Por eso estamos aquí, pese a la lluvia, porque saben dónde está el poder y a quién hay que denunciar. Quedarnos callados no puede ser una opción. Hay que salir a la calle, aunque sea con símbolos, para recordarle al pueblo dónde están nuestros enemigos”.

A la misma hora de la convocatoria en Hato Rey -9:00 a.m.- varias organizaciones sindicales se reunieron en el Capitolio, desde donde marcharon hacia La Fortaleza.

Velázquez señaló que las medidas de austeridad de la JSF son responsables por la carencia de servicios a la población, como de médicos especialistas, de empleados públicos, como los policías, y deficiencias en el ofrecimiento escolar.

“Protestamos el primero de mayo porque las escuelas se están cayendo en cantos, porque los niños de Educación Especial no tienen esperanza de futuro y no tienen el tratamiento que necesitan”, manifestó. “Y cuando nuestros viejos necesiten su retiro, se lo quitaron impunemente”.

“No importan los números. Lo que importa es decir la verdad, porque aquí en la Milla de Oro es donde se toman las decisiones que destruyen la vida de seres humanos”, afirmó.