Sin poder contener sus lágrimas y entre suspiros constantes, un amigo de los estudiantes peruanos asesinados, en mayo de 2023, frente al negocio Emo-Y Bar & Lounge, en Santurce, narró los momentos de angustia y desesperación que vivió el día del crimen.

José María Sánchez Robles, de 29 años, fue el primer testigo del Ministerio Público en declarar en el inicio de la vista preliminar contra Jeremy Rafael Serrano Alicea, imputado del asesinato de Franco Medina Angulo y Sergio Palomino Ruiz, de 29 y 28 años, respectivamente.

Desde la sala 203, ante la jueza Yazdel A. Ramos Colón, en el Tribunal de Primera Instancia de Caguas, el joven dijo que conocía a las víctimas desde agosto de 2022 porque estudiaban juntos. Recordó que viajaron en mayo de 2023 a Puerto Rico con el propósito de celebrar el cumpleaños de un amigo.

A preguntas del fiscal Edmanuel Santiago Quiles, el testigo dijo que cinco amigos realizaron el vuelo a la isla, entre ellos el cumpleañero identificado como Carlos, quien planificó la celebración mediante un grupo creado en la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp.

Agregó que, una vez llegaron a Puerto Rico, se dirigieron a la residencia que alquilaron mediante Airbnb, donde dejaron sus maletas y se fueron a “tomar algo”. Luego, indicó que regresaron al hospedaje, pero como la contraseña para acceder al mismo no les funcionaba, decidieron quedarse en un parque cercano para observar el amanecer.

Una vez amaneció, según narró, fueron a desayunar y entonces acudieron nuevamente a la residencia, a la cual finalmente lograron entrar tras recibir una contraseña nueva. Después de eso, Sánchez Robles narró qué hizo luego que se despertó y los lugares que visitaron como parte de su estadía.

Mencionó que se separó por un lapso de tiempo de los jóvenes, pero que luego se reencontró con ellos frente al establecimiento donde ocurrieron los hechos. Allí, dijo, divisó a sus amigos justo delante de la puerta principal, donde hacían fila para entrar.

“Estábamos decidiendo si ir a otro bar cerca de la casa o directamente a la casa”, expresó Sánchez Robles, quien narró cómo intentaron pedir sin éxito, por un período de unos 10 minutos, un Uber frente a Emo-Y.

En ese momento, afirmó Sánchez Robles, Christian, otro amigo, y él decidieron dejar de intentar pedir el Uber y comenzaron a caminar para ver si encontraban un taxi.

“El resto del grupo estaba de espalda y no los podía ver... Escuché como un petardo de pirotecnia y pensé que era un vándalo tirando un petardo por hacer gracia. Miré de reojo y seguí caminando... Cuando llegamos como entorno a la acera, en el lado de Emo-Y, vi salir a un hombre de seguridad con una pistola, la llevaba como aquí y nos dijo: ‘corre’”, aseveró.

“Era muy oscuro (el lugar hacia donde corrí), no tenía iluminación, tenía el suelo irregular, con baches. Había motocicletas y coches apartados”, precisó.

De repente, según el joven, escuchó un vehículo que se acercaba a toda prisa, chillando gomas.

“Venía hacia nosotros y lo que hice fue agacharme, como por instinto, pensando que me podía pasar algo malo... Cuando estaba pasando el coche, escuché una ráfaga de tiros y a los segundos me levanté”, mencionó.

“Sentía miedo por mi vida porque estaba en medio de un tiroteo”, comentó Sánchez Robles, quien indicó que minutos después observó como su amigo “Franco”, una de las víctimas, corría herido pidiendo ayuda.

“Vi que mi amigo Franco corría herido y se desplomó a dos metros de mí... Fui a socorrerlo. Estaba en el suelo, echado hacia su costado derecho, lo volteé, puse mi mano en el área del pecho, intenté taparle (la herida), apreté lo que pude, intenté que siguiera vivo”, narró.

Continuó relatando cómo intentó hacer hasta lo imposible para evitar que su amigo muriera. “Seguí con él hasta el final”, mencionó el joven, quien añadió que había gente a su alrededor y que una mujer se le acercó y le indicó que su amigo había fallecido.

Posterior a ello, aseveró que se movió a un área hasta que llegó la Policía. “Salimos y ahí es que Christian me dijo que Sergio estaba herido también... Vi a Sergio en el asfalto, estaba boca arriba”, comentó.

Indicó que la ambulancia se tardó unos 30 minutos en llegar al lugar de la escena y que él cruzó un momento a Walgreens para limpiarse porque estaba lleno de sangre. Acto seguido, dijo que ofreció su versión de los hechos a un agente de la Policía.

Posterior al crimen, recordó, permaneció en Puerto Rico cuatro días adicionales porque “venía la familia de mis amigos, que eran de Perú y no quería que estuvieran solos”. Confirmó, además, que acudió, dos días después de los hechos, para colaborar con la identificación del cuerpo de uno de sus amigos, específicamente de Franco, en el Instituto de Ciencias Forenses (ICF), en San Juan.

El relato del joven continuó en horas de la tarde con un vídeo que ilustró la Fiscalía de San Juan sobre los hechos, el cual iba cónsono con la narración del testigo. Mientras esto sucedía, el imputado del crimen permanecía inmóvil sin emitir ni un solo comentario y solo miraba al testigo.

El pasado 15 de marzo, las autoridades arrestaron tras el aterrizaje, en el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, de un vuelo procedente de Boston, al sospechoso del crimen, de 26 años, quien enfrenta dos cargos de asesinato en primer grado, un cargo de tentativa de asesinato, un cargo por disparar un arma automática y otro por disparar un arma de fuego en un lugar público que puso en riesgo la seguridad.

La vista preliminar continuará mañana, viernes, desde las 2:00 de la tarde.