El fenómeno no es exclusivamente neoyorquino, ya que algo parecido sucede en Londres, París o cualquier otra gran urbe que durante siglos ha sido fundamentalmente cristiana y ahora tiene grandes comunidades que profesan otros credos
El fenómeno no es exclusivamente neoyorquino, ya que algo parecido sucede en Londres, París o cualquier otra gran urbe que durante siglos ha sido fundamentalmente cristiana y ahora tiene grandes comunidades que profesan otros credos
La Navidad en Nueva York, como en el resto de las grandes metrópolis del mundo, ha perdido casi por completo su original sentido religioso y se reduce a poco más que un pino decorado con figuritas intrascendentes y luces, así como coronas vegetales, aunque en esta ciudad la corrección política llega a extremos un tanto peculiares.
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