Un recorrido breve por la vida fugaz e intensa de uno de los artistas más emblemáticos de la salsa y de la música puertorriquña en general
Un recorrido breve por la vida fugaz e intensa de uno de los artistas más emblemáticos de la salsa y de la música puertorriquña en general
Sobre la tarima de un infame club nocturno de la Ciudad de Nueva York, El cantante da inicio a su presentación. La orquesta a sus espaldas da inicio a su mazacote salsero y el hombre comienza a asentir con la cabeza mientras sonríe. Viste un camisa roja, parcialmente abierta entre el cuello y el pecho, como era costumbre en la época. Sus manos están cargadas de sortijas enormes y sobre su rostro pesan el par de gafas grandes con lentes claros que se convirtieron en su emblema.
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