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El Cerro de Juaco se afianza como la única lechonera en Rincón

Además de su oferta gastronómica, deleita a los visitantes con una imponente vista panorámica

12 de mayo de 2023 - 6:00 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
Eduardo Figueroa, propietario de la única lechonera en Rincón, llamada El Cerro de Juaco, que abre solamente los sábados. (XAVIER GARCIA)

Las olas llevaron a Eduardo Figueroa de un puesto en la banca privada hasta las costas de Rincón.

Pero su pasión por la cocina lo trajo hasta el kilómetro 13.3 de la carretera 411, en el barrio Atalaya, donde decidió establecer el Cerro de Juaco. Se trata de la única lechonera que existe en Rincón y que, además de su oferta gastronómica, deleita a los visitantes con una imponente vista panorámica que permite observar gran parte de los barrios de Rincón, sus playas y el islote Desecheo.

El Cerro de Juaco comenzó a tomar forma de manera inesperada en el 2013, luego de que -enamorado de las playas y las olas de Rincón- el también surfista adquiriera una residencia en ese municipio del oeste, pensando en un lugar donde vivir una vez se retirara del mundo profesional. “Compré la casa en el 2013. El cierre fue en diciembre y en julio del 2014 presenté mi renuncia y me mudé para acá, sin familia, sin amigos y sin trabajo, a surfear. Vendí todo allá en San Juan y me vine para acá”, recordó el exvicepresidente del área de Fondos Mutuos de un conocido banco.

El Cerro de Juaco tiene un amplio salón comedor al aire libre.
El Cerro de Juaco tiene un amplio salón comedor al aire libre. (XAVIER GARCIA)

Una de sus primeras inquietudes tras establecerse en Rincón, recordó ‘Juaco’, como le conoce el público, fue dónde comer lechón asado en el oeste. “Al otro día de haberme mudado le pregunto a la vecina dónde vendían lechón y me dijo ‘no, aquí no hay’”, recordó. Esa carencia de un lugar donde disfrutar de ese típico manjar en el oeste, se quedó grabada en la mente de Figueroa, quien desde muy joven también disfrutaba de asar cerdos.

“Así que comencé a buscar una finca en Rincón que cumpliera con lo que yo quería, que era un rancho abierto, naturaleza, lechón asado y comida criolla, con la sazón de la abuela”, dijo. Finalmente, en el 2017, poco antes del huracán María, Figueroa consiguió una finca de dos cuerdas para establecer su negocio en el barrio Atalaya y en medio de la pandemia, comenzó a darle forma a lo que hoy se ha convertido en un conocido punto de encuentro para aquellos que salen a hacer turismo interno o chinchorreo cada sábado.

Todos los sábado El Cerro de Juaco, en Rincón se llena de personas que van a disfurtar de lechón asado.
Todos los sábado El Cerro de Juaco, en Rincón se llena de personas que van a disfurtar de lechón asado. (XAVIER GARCIA)

A madrugar los sábados

El Cerro de Juaco abre todos los sábados, de 11:00 a.m. a 5:00 p.m. Pero la faena de Juaco y su tropa, a la que se suman su esposa Griselle Carrero y su suegra Minerva López -cuyas manos encierran el secreto del sazón de la abuela-, hijas, primas de su esposa y amigos que se consideran familia, comienza todos los miércoles cuando reciben la carne -al menos seis cerdos enteros- que serán asados desde altas horas de la madrugada del sábado. Los jueves se prepara el sazón con el que se adobarán los lechones y el viernes se ultiman los detalles para dar inicio a la labranza en horas de la madrugada, cuando se comienzan a confeccionar todos los manjares que son servidos una vez el negocio abra sus puertas.

Además del rico lechón asado, también comparten un lugar preferencial en el menú otra de las especialidades de la casa, el pastel al caldero, que el propio ‘Juaco’ describe como una espesa sopa de la casa con todos los componentes del pastel, las arepas de coco y anís servidas con ensalada de pulpo y el mamposteado de gandules que, a diferencia de otros lugares, es confeccionado ese mismo día.

Lechón asado, arroz con gandules y yuca de la lechonera El Cerro de Juaco, en Rincón.
Lechón asado, arroz con gandules y yuca de la lechonera El Cerro de Juaco, en Rincón. (XAVIER GARCIA)

La experiencia gastronómica y la espectacular vista es complementada por el ambiente familiar del local, la hospitalidad de sus dueños y empleados y el ‘playlist’ de salsa clásica de la década de 1980 y 1990 que completa la atmósfera del lugar. Aunque ha pensado en ampliar su operación y ha recibido propuestas para ello y para muchas otras cosas, Figueroa considera que el éxito de su negocio estriba -entre otras cosas- que la manera en que opera garantiza la calidad del producto y la experiencia del cliente, por lo que no se ha aventurado a ampliar los días de operación.

Figueroa contó que nombró la lechonera en honor a su abuelo, sin sospechar que rápidamente perdería su nombre propio ya que hoy día, todos le llaman ‘Juaco’.

Arepas de coco y anís, servidas con ensalada de pulpo, de la lechonera El Cerro de Juaco, en Rincón.
Arepas de coco y anís, servidas con ensalada de pulpo, de la lechonera El Cerro de Juaco, en Rincón. (XAVIER GARCIA)
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