En 1984, cuando hacía mi residencia de psiquiatría y neurología en Alabama, salió en primera plana de la revista TIME la foto de una mujer que atravesaba por la enfermedad de Alzheimer. Yo estaba indeciso sobre cuál debería ser mi especialidad y eso me llevó a tomar la decisión de ser geriatra psiquiatra. Jamás pensé que iba a vivir las experiencias de ver el proceso de esta terrible enfermedad desde el momento en que se manifiesta. Han pasado más de 30 años y desafortunadamente todavía no tenemos la cura o el tratamiento para esta enfermedad degenerativa del cerebro.
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Amor y tristeza en el Alzheimer