Supo de la muerte de su hija por la radio. “Escuché tu nombre mal pronunciado y tardé en asimilarlo”, le escribió Rodolfo Walsh a su hija en una carta, cuando ya la sabía muerta para siempre. Él le decía Vicky, en la radio la llamaron María Victoria Walsh, pero su nombre de guerrillera –montonera- era Hilda. Ante la duda, Rodolfo comenzó a santiguarse, como aprendió de niño. Pero no terminó con ese gesto, dice: “El mundo estuvo parado ese segundo.”
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Dos cartas
El escritor Cezanne Cardona Morales reflexiona sobre el horror en el aeropuerto de Fort Lauderdale desde un relato del periodista argentino Rodolfo Walsh.