Los pronombres posesivos, si se duerme con ellos, cualquier cosa puede pasar. Para Grijelmo “suelen ser una ilusión, porque no existen tantas propiedades en la vida real como para […]” alimentarlos. En cristiano… nos adjudicamos como “nuestro” aquello que en realidad no lo es. “La realidad y la gramática discurren por terrenos distintos”, y añade suspirando… “ahh, si fueran de uno todas las cosas a las que se le aplica un posesivo!: mi empresa, mi tierra, mi casa (que casi siempre es del banco) […]”. Ese es el posesivo mi. Ahora bien, ¿qué me dice del posesivo suyo (apocopado su)? Aquí la puerca entorcha el rabo. Los pronombres posesivos determinan la pertinencia y este pronombre es muy simpático y truquero. Fíjese:
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NO SE DUERMA CON LOS POSESIVOS
La profesora Aida Vergne explica los pronombres posesivos.