La división y eventual desaparición del Partido Estadista Republicano (PER) en 1967 y creación del Partido Nuevo Progresista (PNP) en el 1968 fueron en parte provocados por la oposición de Miguel Ángel García Méndez al plebiscito que empujaba Luis Muñoz Marín. La renuencia del presidente del PER obedecía al riesgo de exponer la estadidad a una segura derrota cuando todavía el movimiento estadista no podía medir fuerzas con la imponente maquinaria del PPD.
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