Todos celebramos las victorias de nuestros atletas en competencias de alto rendimiento.  Es cuestión de orgullo nacional.  Cerramos calles y hacemos desfiles cuando cualifican compitiendo en una eliminatoria y cuando clasifica para jugar en una liga nacional o internacional De hecho, no tiene ni que ganar la competencia final para que estemos pegados al televisor siguiendo su saga.  Estos atletas de alto rendimiento sacrifican su salud, y a veces la vida por una oportunidad única: llegar al sitial más alto de la competitividad deportiva.  Múltiples entrenadores y expertos en deportes de alto rendimiento apuntan al uso de esteroides o de suplementos para aumentar el desempeño del atleta, como algo necesario a ese nivel de competitividad.  Aun con las sanciones legales y culturales que el uso de estas sustancias conlleva, atletas continúan su uso y este va en incremento.  La razón es sencilla.  En un ambiente en donde el deporte se ha convertido en un mercado, y en donde la recompensa del triunfo es millonaria, toda herramienta que amplifique el desempeño del atleta se convierte en sagrada.