“Aunque había leído que el virus no entraba por los oídos, contuve la respiración y casi cerré los ojos, para salir de aquél lugar”, relata Félix López Roman en una crónica de los tiempos del coronavirus
“Aunque había leído que el virus no entraba por los oídos, contuve la respiración y casi cerré los ojos, para salir de aquél lugar”, relata Félix López Roman en una crónica de los tiempos del coronavirus
Son las 8:45 de la mañana y acabo de apretar el botón “leave meeting” que culmina mi participación en la primera reunión de trabajo del día. Es un día de coincidencias: la tablilla del carro termina en el número ocho y, además, es miércoles. La próxima semana será santa y me temo que la Gobernadora nos va a agrandar el recogimiento. Por eso, entre reuniones de trabajo, me salgo a hacer fila y una compra.
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