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10 herramientas esenciales para manejar el estrés de una enfermedad a largo plazo

Psicóloga comparte estrategias clave para que entiendas los cambios y hagas un plan

28 de abril de 2024 - 12:00 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
Hacer los cambios necesarios en la rutina de sueño para que puedas sentirte mejor y disminuir los síntomas físicos. (Shutterstock)

La incertidumbre y los cambios que acompañan el diagnóstico de una condición a largo plazo o crónica pueden desencadenar factores estresantes que aumenten las complicaciones a nivel corporal. La psicóloga clínica y especialista en cuidado primario de salud, doctora Luz Ramos, exhortó a concentrarse en cómo se puede mejorar y no quedarse en lo que le llevó a esa situación.

Ramos destacó que lo primero que la persona se pregunta es cómo va a modificar su estilo de vida, qué cambios va a tener que realizar en sus roles diarios y cuánto tiempo va a durar en el proceso. “Las personas con enfermedades crónicas como hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes o VIH tienen un mayor riesgo de [desarrollar] síntomas depresivos en lo que se adaptan a manejar la condición. Generalmente, los síntomas suelen disminuir, con excepción de las personas con condiciones cardíacas, que tienden a durar más con los síntomas depresivos, porque se mantienen a la expectativa de que les puede suceder cualquier cosa que empeore la situación. Incluso, muchas veces, también confunden lo que es una ansiedad o un ataque de pánico con lo que puede ser una enfermedad cardiovascular”, explicó la psicóloga y secretaria de la Junta Directiva de la Asociación de Psicología de Puerto Rico.

Entre los factores de riesgo que se pueden manifestar cuando no se manejan los cambios y estresores asociados al diagnóstico, Ramos explicó que “los síntomas físicos aumentan, porque la persona va a estar más a la expectativa, lo que le crea más ansiedad, tristeza, desesperanza, falta de energía, pérdida de apetito o problemas digestivos. En la parte social, se puede alejar de la familia o crear situaciones en el trabajo, generando, en consecuencia, más tensión o problemas”. Además, la psicóloga añadió que, a nivel corporal, pueden aumentar las inflamaciones, como consecuencia de la tensión y el estrés.

Estos factores, también, podrían llevar a los pacientes a aumentar la necesidad de usar medicamentos y de visitas médicas; a disminuir su tiempo para actividades sociales y a presentar problemas de autoestima y motivación. Por consiguiente, la especialista hizo un llamado prioritario a darse la oportunidad de manejar las emociones, al brindar las siguientes recomendaciones:

  1. Siente las emociones. Las emociones hay que sentirlas, conocerlas y dejarlas salir. No se debe juzgar el proceso. No hay que ser el más fuerte; permite que aflore lo que estás sintiendo.
  2. Identifica personas de apoyo que te puedan acompañar en el proceso y te ayuden a manejar las emociones o estresores que se manifiestan en el cuerpo. Puede ser un médico, un familiar o un amigo.
  3. Acepta los cambios en el diario vivir. Hay días que serán buenos y productivos, y otros en los que quizás necesites más descanso. Es importante entender y aceptar lo que el cuerpo te está pidiendo.
  4. Haz modificaciones; no debes dejar de hacer las cosas que te gustan. Puedes hacer nuevos pasatiempos para sustituir los anteriores y buscar algo que te guste o que siempre quisiste hacer, como matricularse en un curso.
  5. Haz los cambios necesarios en la alimentación y la rutina de sueño para que puedas sentirte mejor y disminuir los síntomas físicos.
  6. Pregunta y oriéntate con tu médico sobre todo lo que necesitas saber para comprender mejor tu condición. Prepara preguntas guía para la visita y sé claro al expresar los síntomas. Identifica un médico con el que te puedas sentir cómodo, escuchado y validado.
  7. Revisa el historial familiar y busca dentro de la familia quién tiene factores genéticos que puedan estar influenciando en esa condición médica e informa al médico para que pueda tener información adicional.
  8. Haz los ajustes necesarios para mantenerte haciendo ejercicios.
  9. Busca ayuda en el momento en que reconozcas que no sientes que estás procesando bien la condición o que sientas cambios en el estado de ánimo. Existen psicólogos especializados en el cuidado primario de la salud.
  10. El apoyo familiar es importante. Los familiares que validan el proceso y puedan comprenderte y acompañarte, en definitiva, ayudan a que la situación se pueda llevar mejor.

La psicóloga clínica puntualizó que, si nota que los síntomas físicos se están exacerbando y no están relacionados con la condición, es fundamental que busques ayuda con un profesional de la salud mental. Estas recomendaciones pueden ayudarte a evitar las recaídas o complicaciones en el manejo médico de la condición, ya que, al ser enfermedades crónicas, la adherencia al tratamiento es crucial.

“Establecer un plan y hacer los ajustes de adaptación necesarios te va a ayudar a llevar una vida lo más parecida a la que llevabas. A medida que trabajas adecuadamente con tus controles, tus emociones y tus cambios en el estilo de vida, podrás mantenerte estable”, aconsejó Ramos.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

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