Priorizar las prácticas de cuidado personal de manera eficaz te ayudará a reducir los signos del envejecimiento en tu piel y a mejorar tu bienestar general
Priorizar las prácticas de cuidado personal de manera eficaz te ayudará a reducir los signos del envejecimiento en tu piel y a mejorar tu bienestar general
Los acontecimientos que provocan estrés –como la pérdida del empleo y el divorcio– son, sin duda, agotadores a nivel psicológico. Pero ¿sabías que también tienen un efecto evidente en tu apariencia física?
El estrés puede tener un impacto significativo en la apariencia física, particularmente en el rostro. Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo libera hormonas del estrés como el cortisol, que pueden causar inflamación en la piel, acelerar el envejecimiento y provocar problemas como el acné y la sequedad. En sí mismo, el estrés puede producir un círculo vicioso. Por ejemplo, el brote de acné o eccema puede causar más estrés y timidez, perpetuando el ciclo.
Además, el estrés crónico puede afectar la salud de la piel, al disminuir la producción de colágeno, lo que resulta en una piel más flácida y con arrugas. También puede reducir la velocidad de sanación de las heridas e impactar negativamente las condiciones de la piel.
Un estudio publicado hace varios años en la revista Plastic and Reconstructive Surgery examinó a gemelos idénticos para determinar si factores ambientales específicos (como eventos estresantes) pueden añadir años a la edad percibida de una persona. Los resultados mostraron que, a pesar de estar genéticamente programados para envejecer de la misma manera, algunos de los gemelos parecían mayores que sus respectivos hermanos. Más específicamente, los gemelos divorciados parecían casi dos años mayores que los hermanos casados, solteros o viudos.
El estrés puede llevar a adoptar malos hábitos que afectan la piel. Una persona que atraviesa un momento estresante puede tener más probabilidades de comer mal (alimentos salados, dulces o altos en grasas), evitar el ejercicio y no dormir lo suficiente
Asimismo, puede llevar a aumentar el consumo de alcohol y cigarrillos, hábito que afectará negativamente la apariencia de la piel. Todas estas situaciones empeoran la apariencia del rostro debido a que la piel es el órgano más grande del cuerpo humano, y refleja lo que ocurre en el interior.
Aprender a manejar el estrés de una forma saludable ayudará a combatir sus efectos negativos en la piel. Entre otras prácticas, se pueden adoptar técnicas de relajación como la meditación y el yoga. La meditación es una práctica que implica enfocar o despejar la mente y puede ayudar a reducir la presión arterial, así como los síntomas de ansiedad y depresión. El yoga, por su parte, combina posturas físicas, técnicas de respiración y relajación o meditación. Su enfoque está en mejorar la salud mental y emocional, el sueño y el balance.
Otras prácticas que han probado ser efectivas para manejar efectivamente el estrés incluyen la acupuntura, la visualización, ejercicios de respiración y el taichí (qigong).
Además de estas prácticas, el ejercicio regular, dormir lo suficiente y mantener una dieta equilibrada también ayudan a manejar efectivamente el estrés. Priorizar el autocuidado y dedicar tiempo para actividades que promuevan la relajación y la desconexión del estrés diario también es efectivo.
Es importante destacar que ninguna de estas prácticas en sí misma es mejor que la otra. Cada individuo debe encontrar las que más le beneficien para manejar su estrés.
Al cuidar la salud mental y manejar el estrés efectivamente, se puede mejorar la apariencia de la piel y mantener un rostro radiante y juvenil a lo largo del tiempo. Recuerda que, cuando se trata de conservar una apariencia saludable y luminosa, el bienestar mental es tan importante como el cuidado físico. ¡Cuida tu mente y tu piel te lo agradecerá!
Si ninguna de las prácticas anteriores parece ayudar, o si deseas resultados a corto plazo, considera la posibilidad de una intervención cosmética. Los resultados pueden mejorar tu apariencia, lo cual, a su vez, puede tener un impacto positivo en tu estado de ánimo.
Un estudio publicado en la revista Clinical Psychological Science encontró que los pacientes que se realizan cirugía plástica, generalmente, experimentan más confianza en sí mismos y disfrutan más de la vida después del tratamiento. El equipo descubrió que los pacientes que se sometieron a un tratamiento cosmético “tenían mayor autoestima, experimentaban menos ansiedad y se sentían más sanos en general”. Finalmente, los pacientes informaron que estaban más felices con todo su cuerpo, no solo con el área tratada.
Al priorizar las prácticas de cuidado personal como dormir lo suficiente, comer alimentos nutritivos, hacer ejercicio con regularidad y controlar el estrés de manera eficaz, puedes mejorar la calidad de tu piel, reducir los signos del envejecimiento y mejorar su bienestar general. Recuerda que cuidarte no solo te hará sentir mejor, sino que también te hará lucir mejor a largo plazo.
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