Los pueblos del mundo, aun los más antiguos, forjaron la tradición de distinguir a aquellos de sus miembros que se esforzaron por el bienestar colectivo. Lo hacían de dos modos: reconociéndolos durante sus vidas y, luego de su muerte, ubicándolos en ese lugar privilegiado de una comunidad de gentes que es la memoria colectiva.

Nuestra tradición universitaria se nutre de aquel fundamento primario de la humanidad. Nos comprometemos como institución a distinguir a los que merecen ser distinguidos y, luego de su muerte, honramos sus vidas comunicándole al mundo el valor que tuvieron aquellos que han partido.

Es justamente la labor que inició la Universidad de Puerto Rico hace varios días, luego del fallecimiento del profesor José Luis Méndez, a quien distinguimos por su enorme contribución a nuestra institución, que es ciertamente una de las entidades más valoradas por nuestra sociedad.

José Luis Méndez, a quien apellidábamos “Pinchi”, se diplomó en el campo de la sociología de la literatura en la Universidad de Paris, habiendo estudiado con Lucien Goldman y Jacques Leenhardt, dos de las principales figuras del mundo intelectual francés de su tiempo.

A su regreso a Puerto Rico, casado con su compañera de vida, Marta Tadel, dio inicio a su importante contribución a nuestra universidad durante cerca de medio siglo en su seno.

Se dio a conocer, primeramente, como académico de enorme compromiso con la enseñanza, cultivando en nuestros estudiantes el amor por el conocimiento y acompañándolos en su búsqueda. Además, publicó importantes trabajos, en forma de libros y ensayos en su campo de estudios, que constituyen un valioso caudal de los estudios literarios de nuestra América latina.

Como decano de la Facultad de Ciencias Sociales, estuvo siempre abierto a las inquietudes de su facultad, cualidad a través de la cual promovió nuevas orientaciones y programas. Además de los varios campos conocidos en los que Pinchi dejó huella, es importante añadir su quehacer para establecer vínculos académicos con nuestros vecinos del Caribe que llamamos “no hispano”, aunque es plenamente parte de nuestra historia común. Puedo afirmarlo con conocimiento pleno pues fue él quien convocó a varios de sus colegas, incluyéndome a mí, para crear enlaces con áreas del Caribe menos conocidas, como eran las Antillas francesas y Haití.

Además, bajo su gestión, la Universidad de Puerto Rico inició acuerdos con instituciones educativas haitianas que habrían de desembocar en compromisos mayores con el pueblo de Haití, en un momento histórico en el cual contamos con el apoyo de Paul Latortue y la mano amiga del doctor Norman Maldonado, quien fue figura clave de aquel esfuerzo.

Pinchi Méndez fue un ciudadano consciente, comprometido con la soberanía de nuestro país como paso hacia su desarrollo pleno. Fue además promotor de la paz, tanto en Puerto Rico como en el mundo, acción que llevó a cabo a través de la Catedra UNESCO para la Paz de nuestra institución. También se dió a conocer como promotor del diálogo entre administradores y estudiantes, en las ocasiones en que se hizo imprescindible protestar con firme pisada y fuerte voz.

Hace varios días, la Universidad de Puerto Rico realizó una ceremonia que rinde tributo a su vida, en la cual estuvieron presentes su esposa Marta y sus hijas Mariana y Elena. En él recordamos y reconocimos al maestro y compañero que contribuyó con conocimiento y con gracia para que la institución que tanto amamos pudiese encaminar sus pasos por senderos que la fortalecieron, tanto a los ojos de nuestro pueblo, como en la mirada de otras universidades del mundo.

La magnitud de personas que asistieron el evento de despedida, celebrado en la hermosa rotonda de la torre universitaria, descubrió el enorme amor hacia su persona, y la notable valía que profesores y estudiantes atribuían a la vida y la obra de este insigne colega, quien sirvió a la Universidad de Puerto Rico durante cerca de medio siglo.

Reconocida la extensa trayectoria de vida de nuestro compañero y amigo José Luis Méndez, nos toca ahora ubicarlo en ese lugar privilegiado que es la memoria institucional de nuestra Universidad de Puerto Rico.