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¿EN PELIGRO DE EXTINCIÓN LA D? PARTE 2 LKJAKLJAKLJA...

Aida Vergne habla de la sonoridad de la consonante d.

29 de junio de 2015 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

¿Se habrá cansao la /d/? Amigo, hay varios asuntos operando aquí. El primero es fonético: cuando consonantes como la b, d y g (oclusivas sonoras) están entre vocales, la sonoridad de las vocales ejercerá influencia en la consonante, debilitándola hasta convertirla en un sonido fricativo. Ese sonido, con el paso del tiempo, se relaja tanto entre vocales que, en ocasiones desaparece del todo. Este es el caso de cansado > cans-ao, o, mejor todavía, dedo > de-o. Pero esto no acaba aquí. El sonido de la [d], cuando está en final de palabra, pierde toda su fuerza, sucumbe y fallece (lengua oral). ¿Por qué? Porque el talón de Aquiles de las consonantes españolas es el final de sílaba o palabra: (verdad > verdá). Seguimos. La [d] también se “disfraza” de otros sonidos sin alterar significados. Liscano incluso dice que a la d “ya no la quieren en España”. Allá se dice el estao, el senao y complicao, y en Madrid es Madriz . Añade Liscano que la [d] se evapora incluso EN PRINCIPIO DE PALABRA, dentro de la cadena oral. ¿Ejemplo? “No sabía onde estabas”, o, “Vengo e casa”. La advertencia se convierte en alvertencia, y en final de sílaba da igual decir d que t. ¿No me cree? Diga Atlas ~ Adlas; Atlántico ~ Adlántico. Y ahora vaya a la panadería y pida dos libras de pan sobado... ¡Uy no! ¡Sobao por favor!

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