Seguimos recorriendo el trabajo de Alvarez y Malaret, con ricos ejemplos de africanismos. El sabroso ñame, por ejemplo, y el perezoso ñangotado (todos conocemos uno). La ñanguería, explica por su parte Castro, es una variante de changuería, “otro vocablo con marca de africanismo según Malaret”. Y, como bien señala, “si le seguimos el rastro a la ñ (...) encontramos (...) ñoco, o tuñeco; ñoño y ñoña”. También hay influencia africana en variantes populares como ñamar por llamar. Y en música encontramos voces como congo, bongó, marimba. “Entre los bailes hay muchísimas voces de origen africano, como rumba, samba, mambo y bachata”. Castro explica que muchas de ellas están relacionadas a rituales religiosos y menciona bembé, bomba, bongó, marimba, candungué, mambo, samba y el baquiné que, de “todos los anteriores, es el que sin lugar a dudas asociamos con tradiciones religiosas o la vida espiritual de origen africano”. Bembé era el toque de tambores para iniciar una ceremonia religiosa, pero hoy escuchamos que “se formó un bembé” como fiesta improvisada. Si se forma un titingó, pues tenemos un sal pa’ fuera, como el que se asoma con este asunto de los bonos. Todo parece indicar que nos fuimos hasta el ñu que, dicho sea de paso, NO es un africanismo.Profabocadillos@gmail.com
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ESE AFRICANO QUE LLEVAMOS DENTRO
Seguimos recorriendo el trabajo de Alvarez y Malaret, con ricos ejemplos de africanismos.