En la encrucijada de “La borinqueña” y el “Star-Spangled Banner”, el público se desgalilló en gritos por la estadidad
En la encrucijada de “La borinqueña” y el “Star-Spangled Banner”, el público se desgalilló en gritos por la estadidad
Es el mismo trayecto, los mismos adoquines, los mismos edificios pintados de colores vivos, las mismas calles estrechas del Viejo San Juan. Es llegar de nuevo a la calle Fortaleza arropada de rostros, abrirse paso difícil entre la muchedumbre que cerca y abraza, hasta de nuevo enfrentarse con los portones gigantes del Palacio de Santa Catalina. Pero esta vez, él solo, con sus dos manos, agarra las varillas de metal oscuro y empuja.
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